Avilés. La comisión de festejos de Versalles propone instalarse en el camino de La Curtidora
Los planes de ocupación de espacio público, que también se extienden a la calle Fruela, ya están sobre la mesa de la concejala Ana Hevia
La comisión de festejos de Versalles ha trasladado a la concejala del ramo, Ana Hevia, un plano con su propuesta de ubicación del ferial de las fiestas de Nuestra Señora de Covadonga, en septiembre. En él incluyen el tramo de la calle Fruela que, en principio, menos recelo despierta y el camino de La Curtidora. «A los feriantes les gusta y a nosotros, también», explicó ayer a este periódico la presidenta de ComVer, Aida Vázquez. La calle que ha desaparecido de la propuesta es Reconquista, conocida la oposición de los vecinos.
Ahora esperan que Ana Hevia traslade a la Policía Local los documentos entregados el lunes y que el cuerpo confirme tanto la viabilidad de la propuesta, que incluiría el corte de estas dos carreteras, como la habilitación de la entrada a los garajes. Con este informe en la mano será finalmente la concejalía de Festejos la que dé el visto bueno o no a la instalación de los diferentes puestos y atracciones que integrarán el área festiva.
La comisión de festejos se encuentra esperanzada en que este diseño pueda salir adelante y confían, además, en tener la respuesta cuanto antes para contactar con promotores y bares. Adelantan que ya tienen una idea clara de la programación y solo necesitan vía libre para ponerse a trabajar.
ComVer es una comisión de festejos integrada por gente muy joven que nació el año pasado con la firme intención de recuperar las fiestas que llevan dos sin celebrarse. El año pasado se desarrolló un ‘sucedáneo’ con la instalación de una carpa festiva que sufrió las consecuencias de los contrarios a la celebración de festejo alguno. Fue la ‘respuesta’ a una pancarta anterior crítica precisamente con estos vecinos. Se trata de los residentes en las calles de Fruela y Reconquista, que el año pasado presentaron un escrito en el Ayuntamiento rechazando la instalación del recinto ferial en sus calles.
La ecuación es difícil de resolver, puesto que la negativa de estos vecinos margina la instalación de los caballitos a zonas que no son del gusto de los feriantes. Y con las tasas que pagan los caballitos es con lo que sufragan el resto de actividades