en los que se divirtieron los 500 invitados que el pasado sábado celebraron la boda de Sergio Ramos y Pilar Rubio.
y donde se celebró la fiesta nupcial.
El propio Ramos fue quien eligió la atracción de los Naranjo para su boda y acertó de pleno. Así lo corrobora Javier, uno de los cuatro hermanos que están al frente hoy del negocio y que estuvo el sábado en Sevilla: «Sergio se fijó en nuestra pista, la quería y allí estuvimos. Fue un éxito, todo el mundo disfrutó de los coches, incluidos los novios».
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La familia pacense fue testigo de todo lo que ocurrió durante la fiesta posterior al enlace, si bien no pueden desvelar demasiados detalles porque tuvieron que firmar un contrato de confidencialidad con los novios, un requisito que se impuso a todas las empresas contratadas por el futbolista y la presentadora de televisión.
Pero presumen de que durante las seis horas que estuvo funcionando la pista, por allí pasaron todos los ‘vip’ de la fiesta. Deportistas, toreros, gente de televisión… Nadie se privó de ponerse al volante de sus coches de choque. «Ellos con sus trajes y ellas con sus vestidos largos», apunta.
«Disfrutaron como niños chicos, el que más creo que fue el padre de la novia que no se bajó del coche», comenta Javier. «Ten en cuenta que son tan famosos que no puede ir a una feria con normalidad a montarse en los coches porque la gente no les dejaría y por eso creo que lo disfrutaron tanto, se picaban y fueron muy cañeros».
De esto dio cuenta Santi Cazorla, uno de los invitados a la boda, quien esta semana estuvo en el programa de televisión ‘El Hormiguero’, donde trabaja Pilar Rubio. El futbolista confesó que se pasó hora y media montado en los coches de choque, algo que no hacía desde que tenía 15 años.
No fue la única atracción de la especie de parque temático que los novios montaron para su fiesta. También había una noria de 40 metros, de la familia materna de los hermanos Naranjo, que fue la que eligió Pilar Rubio. Estaban junto al escenario donde el mítico grupo Europe tocó para los novios y sus invitados. «Era un recinto habilitado para una buena fiesta», califica Javier, sin dar más detalles.
Los Naranjo tienen más de un siglo de ferias en los zapatos pero nunca habían vivido algo así. El abuelo de los hermanos que regentan ahora tanto la pista de coches como otras atracciones infantiles empezó con unas voladoras, una barquitas y un carrusel. Luego su padre, Julio Naranjo, ya jubilado, fue el primero en comprar una pista de coches chocantes en Extremadura, cuando salieron al mercado hacer más de cuatro décadas. Y ahora la tercera generación es la que gestiona el negocio, que llevan a unas quince ferias al año desde Semana Santa al Pilar.
«La pista fue un éxito, todos disfrutaron como niños chicos, incluido los novios»
«A nosotros nos han salido los dientes aquí y nos los hemos roto aquí también», comenta Javier para ilustrar la tradición feriante de su familia. Pese a la experiencia, la boda de Ramos era un desafío. «Me comían los nervios antes de empezar para que no fallara nada, para que todo fuera bien y nadie se diera un mal golpe. Y salió todo fenomenal».
Desde la boda llegó directamente al ferial de Caya a mitad de esta semana la pista de los Naranjo, con restos aún del chocolate a la taza que se tomaron los invitados. Cada coche fue tuneado para la boda con una pegatina de un unicornio y tres estrellas, que fue el símbolo que hizo de hilo conductor del enlace.
Fíjense si se montan en los coches de Naranjo esta feria, porque han conservado esta marca. Y si quieren saber en cuál de los 32 vehículos se montó Sergio Ramos, pregunten por Javier, que eso sí puede contarlo.
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