Las barracas languidecen en la calle Laredo de Burgos
Los feriantes no dudan en calificar como «catastróficas» estas fiestas. Alargarán su estancia hasta el domingo 7 de julio, y el jueves 4 ofrecerán precios populares para intentar animar a la participación
Peores que el pasado año, catastróficas, malísimas.
Es el sentimiento común con el que los feriantes califican este año su estancia, hasta el momento, en la calle Laredo. Venían ya sabiendo «que de ser una de las mejores ferias de España, ha pasado a ser una de las peores». Pero tenían cierta esperanza de poder mantener un margen de beneficios. Pero no les ha sonreído la suerte, por lo menos hasta el momento.
El tiempo, la lluvia, el frío norte de días pasados no anima a ir al ferial. «Ha habido noches que no hemos vendido nada», explicó Carlos, que mira su puesto de la tómbola, con las culebras de colores, cerditos sonrosados, y pequeños yodas meciéndose al viento. Es «penoso».
Es una de las 67 atracciones tanto infantiles como para adultos, tómbolas y puestos de gastronomía que completan la oferta de las populares barracas.
Fiestas de San Pedro
«Fatal, mal, muy triste», explica Jose Marí mientras le da vuelta con gracia, y mucha maña, a un enorme churro en la sartén, «porque que la gente no sube, y si sube, lo hace tarde y se van pronto. Y eso si no llueve, que si llueve aquí no viene nadie». Su familia es una de las veteranas del ferial. Les daría pena dejar de instalarse en Burgos. Pero es que desde que están en la calle Laredo «ha ido todo a peor».
Pero es que la ubicación es mala. Tanto para los feriantes que «estamos alejados de todo. Aquí no hay animación de conciertos, ni música. Aquí no viene nadie», explica Mario, al pie de la taquilla de una de las animaciones de adultos.
Como para los burgaleses.
Un grupo de jóvenes que han llegado en autobús. «Lo del bus está guay. Si no, no vendríamos». Les gusta el ambiente, están juntos y se divierten. Pero les gustaba mucho más antes. «Hace años estaba en el centro y era todo mucho mejor». Una de ellos apunta que vinieron el primer día, pero fue cuando granizó y no «sabías dónde meterte. Eso está fatal, porque tendría que dar facilidades».
Isabel trabaja en la una de las atracciones, y es otro de los que se plantean no volver más años. Pertenece, por matrimonio, a una familia de feriantes de toda la vida, han estado en la Quinta, en la Milanera, en el Polígono Docente y ahora «en el desierto».
Señala que se están pensando muy seriamente en no volver al próximo año si sigue en la misma ubicación, aunque les da pena porque «a los burgaleses les gusta su feria».
De momento solo cubren gastos
Pero este año, aunque, en su puesto de momento, cubren gastos y gracias. «Nos va malamente. Es una mezcla entre el tiempo, la ubicación y el cambio de fechas de las fiestas. No sabemos cuando va a ser sostenible esta situación. El tiempo no lo puede manejar nadie, pero el cambio de fechas ha sido malo para todos. Cambiar algo que funciona es siempre malo».
Antonio espera al pie de una de las atracciones de mayores. Opina lo mismo que sus compañeros «dicen que van a hacer algo, un recinto con conciertos y demás. Pero no sé yo».
Para intentar atrae a los burgaleses van a prorrogar su estancia fuera del calendario festivo, «por si viene la gente cuando terminen las fiestas». Estarán hasta el domingo 7 con precios especiales y promociones. Con descuentos, el jueves de julio será el día del niño y el ticket costará la mitad.
La tarde no ha salido del todo mala, con algo de sol que ha animado a niños, familias, jóvenes a subir a la calle Laredo. Parece que se nota algo de movimiento. Sobre todo en la parte de los más pequeños a los que les da igual el calor abrasador o viento.
Los precios
Los precios de los pequeños oscilan entre los tres euros y medio y los cuatro euros y medio. Los mayores suben a cinco. Un precio que dos chicas jóvenes, Eva y Andrea, consideran excesivo. «Te dan dos vueltas y ya». Otros, como un matrimonio algo más mayor, Elena y Mario, decidieron subir al ferial «porque es tradición». Pero les parece que está muy lejos de todo. «Hemos tenido que dejar el coche, ahí lejos, entre las fábricas. Esto está muy lejos».
Emilia y Carmen, dos amigas, van a probar suerte en la tómbola. Se han decidido a subir por la tarde porque si sale norte «aquí no hay quien pare».
Un cambio de lugar que se puso en marcha el año 2022 con el alcalde socialista Daniel de la Rosa que trasladó el ferial del Polígono Docente. Y el actual bipartido, PP y Vox, han mantenido. Aunque según miembros del Equipo de Gobierno actual, las barracas se mudarán al recinto ferial de Expo Burgos en junio de 2026. Así, la explanada donde irán los feriantes, en las parcelas municipales de la calle Valle de Zamanzas, podría estar lista para San Pedro de 2026 ,dentro de dos años, aunque el proyecto en su totalidad es de más envergadura y, por tanto, se irá ejecutando en distintas fases.
Languidece por falta de visitantes
Las atracciones se van moviendo, aunque si observas en algunos casos, los vagones van casi vacíos. El tren de la alegría, antaño el de la Bruja, da vueltas con tan solo un abuelo y su nieto. Las barracas languidecen en la calle Laredo. Un lugar que no gusta a nadie y que si no se remedia, se quedará vacío de feriantes porque muchos no regresarán a Burgos un año más.
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Las barracas languidecen en la calle Laredo de Burgos