Sin atracción y sin ayudas por la DANA

«Yo soy riojano, estoy empadronado en Nájera, y la feria es ambulante. No nos podemos empadronar en cada municipio en el que nos instalamos».

Un feriante riojano lo pierde todo en Paiporta

David Soriano es de Nájera. Desde hace años, con su atracción, este feriante riojano se recorre buena parte del Levante español. El pasado 29 de octubre su vida dio un giro insospechado. La DANA que asoló a medio centenar de municipios en Valencia también pilló a unas de sus instalaciones, que en ese momento se encontraba en Paiporta. El destrozo ha sido monumental. Un mes después aún no puede utilizarla. «Al no estar empadronado en la comunidad nos han dicho que no podemos recibir ninguna ayuda directa», cuenta, mostrando la desesperación de muchos compañeros que están desprotegidos en una situación que no comprenden.

«Yo soy riojano, estoy empadronado en Nájera, y la feria es ambulante. No nos podemos empadronar en cada municipio en el que nos instalamos». Pero su negocio estaba allí en plena riada del barranco del Poyo con su permiso de apertura, con su licencia, con sus tasas pagadas y sin ninguna ayuda.

Las administraciones ya les han advertido: lo que esté incluido en el consorcio tendrá el pago de seguros. Malas noticias. «Los seguros de responsabilidad civil que tenemos todos nosotros no están incluidos en el consorcio». Ya les han dicho que de ayudas directas que se vayan olvidando.

La hermana de David, que tiene una peluquería en Nájera, ha optado por abrir una web para recibir donaciones. David valora las pérdida en más de 30.000 euros y en unos días han conseguido recaudar casi 2.000. «Eso sin tener en cuenta que llevamos ya un mes sin poder trabajar. Todas las ferias previstas para estos días previos a Navidad se nos han esfumado». Sólo hay que pasarse por la peluquería para informarse de la situación y decidir luego ya si colaborar con ellos o no.

«Estuvimos toda la noche atrapados en un puente»

David aún no puede olvidar lo que vivió esa tarde. Él se encontraba en Alaquàs y un compañero de otra atracción le llamó por teléfono. «Había algo que parecía no estar bien en la atracción que estaba cerrada y me quise acercar a ver qué pasaba. No llovía. Pero ya fue imposible llegar a Paiporta por donde lo hacemos habitualmente». Buscando otra vía de acceso por donde llegar se encontró ya los puentes inundados. «Y eran menos de las seis de la tarde». Intentó dar vueltas, aunque eso puso ser su perdición. «Nos quedamos atrapados en un puente viendo como el agua subía desde la autovía y salvando a gente. Unas cien personas totalmente incomunicadas y sin poder salir de allí hasta las diez y media de la mañana del día siguiente».

Entonces consiguió llegar a la entrada de Paiporta. «Un Guardia Civil nos prohibía el paso, pero después de hablar con él conseguí que entendiese que necesitaba saber cómo estaba mi medio de vida». Toda una vida trabajando para que todo se esfume en minutos. «Había un camión cruzado y otra vez fue imposible llegar».

No pudo hacerlo hasta tres días más tarde después de recorrer diez kilómetros que le costó hacer más de cuatro horas.  Al llegar, comprobó la más absoluta de las desolaciones. «Estaba todo destrozado. Nos tiramos diez días sin dejar de limpiar y sacar escombros». Ahora ve cómo no puede seguir trabajando con esa instalación, pero tampoco tendrá ayudas. «No entendemos por qué por no estar empadronados no podemos recibir nada. Hemos perdido nuestra manera de ganarnos la vida».

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