La feria de atracciones de Siete Palmas ( Gran Canarias ) atrae a decenas de jóvenes y familias que buscan diversión durante las vacaciones escolares y para pasar los últimos días del año

Una Navidad repleta de adrenalina. Ese ha sido el plan de muchas familias este 25 de diciembre, que han decidido elegir la diversión para poner el broche de oro a un año que se ha caracterizado por ser el final de una pandemia que resultó insoportable. La feria navideña de Siete Palmas se llenó de curiosos que quisieron pasar un día diferente acompañados de amigos y familiares entre luces, música y comida. Entre los asistentes, destacaron perfiles de todo tipo: los que llegaban de casualidad por ser de la península, los jóvenes que son habituales todos los años, y los padres que acuden con los pequeños de la casa.

En estas semanas que se aproximan, las expectativas de los feriantes son de optimismo en relación a la afluencia de público, puesto que con las vacaciones en los centros educativos se espera que uno de los planes de la juventud se centre en esta feria navideña. Una feria que además, aunque a algunos de los asistentes no les ha hecho gracia este cambio, presenta novedades, como es el caso de la noria y la ‘cárcel’. Aitana, Aridai y Yare, tres adolescentes que son habituales en esta feria, aseguran sentir un poco de pena por el hecho de que hayan cambiado la atracción del barco pirata por la noria. “El barco pirata era lo que más gente atraía y lo que más nos gustaba a nosotros, porque es una de las atracciones más fuertes. Aún así, la novedad de la cárcel también nos gusta mucho”, afirmaron mientras se decidía a qué atracción subir.

Cristian Novacescu, encargado de la noria, ha notado que la afluencia de público ha disminuido notablemente, aunque al igual que varios de sus compañeros coincide en que será a partir de la semana que viene cuando se empezará a animar la feria. “Aquí vienen muchas familias con niños pequeños aunque es cierto que esta última semana han aparecido más jóvenes, que suelen venir más por la noche”, asegura tras desvelar uno de los puntos fuertes de esta atracción, que es la vista que proporciona la parte alta de la noria, en la que puedes observar todo el barrio de Siete Palmas.

Muchos de los feriantes llevan la profesión en la sangre. Un trabajo de generación en generación que ha corrido de padres a hijos. “Yo nací en la feria. Soy feriante de toda la vida y lo llevo en la sangre”, asegura Antonio Santana, encargado de la atracción Star Trek. Una atracción que, según comenta, lleva alrededor de 15 años en las ferias, y que cuenta con su público habitual. “Los niños, si es por ellos, se pasan todo el día aquí subidos”, cuenta entre risas. Al ser cuestionado por la subida de precios que han experimentado en la feria, Antonio explica que se debe a la demanda del mercado, pues si todo sube, ellos también se ven obligados a subir los precios. “Todo esto se pone en marcha gracias a generadores, que funcionan con gasoil”, asegura.

” Nací en la feria. Soy feriante de toda la vida y lo llevo en la sangre”

Eulalia Sánchez, junto a su familia, fue una de las curiosas que acudió a esta feria en el día de Navidad. “No somos de la isla, sino que venimos de vacaciones desde Girona a pasar las navidades aquí. Esta mañana leímos en la prensa que estaba la feria y hemos decidido venir con los niños a que se lo pasen bien”, comenta. “En comparación con las ferias de la península, las vemos igual, lo importante es que todas son para divertirse”. 

Los puestos de comida también son un habitual en estas ferias, que reciben estos acontecimientos con la mayor alegría posible. “Este año nos va bien. Hay gente, que es lo más importante, y aunque esta semana haya sido más floja, los findes de semana y los días festivos van muy bien”, asegura Nayara Alonso, una joven de 18 años que alterna sus estudios universitarios con las ferias en sus ratos libres. “Aquí lo que más se vende son las salchipapas, que ahora mismo tienen un precio de seis euros”. Padres con niños y sobre todo jóvenes son los que más consumen este tipo de comidas, aunque tal y como aseguran en varios puestos de la feria, la clientela es muy diversa debido a que es comida rápida que suelen gustar a todo el mundo.

Mari Carmen Santana, colaboradora de la asociación de feriantes, al igual que varios de sus compañeros, también lleva esta profesión en la sangre y se muestra orgullosa por estar un año más en esta feria navideña, y en especial, en la zona en la que se ha celebrado este año: Siete Palmas. “La decisión de hacerlo aquí se debe a que tenía aceptación por la zona y queremos renovar en todos los sentidos para que el público no se aburra”. 

Hoy en día, ser feriante no es una profesión sencilla, puesto que requiere muchas horas y sacrificio. Sin embargo, de momento, las ferias siguen y sobreviven, porque tal y como aseguran los feriantes, la gente siempre busca diversión.

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