Los feriantes denuncian que Gijón es el único ayuntamiento de Asturias que no les hace caso .

Movilización frente al consistorio de la ciudad para pedir que cuenten con ellos porque «estamos en la ruina y tenemos derecho a trabajar»

Los feriantes asturianos sigue recorriendo la geografía regional en busca de apoyo de los ayuntamientos para reactivar el sector ahora que finaliza el estado de alarma. Esta mañana tocaba Gijón, el que, según los dirigentes de Asifenas (Asociación de Industriales Feriantes de Asturias ), es el único que «nos ha hecho caso omiso». Javier Rodríguez, secretario general de la asociación, cita, por ejemplo, la receptividad de los ayuntamientos de la cuenca -ya tienen cerrada su instalación en San Pedro y San Juan en Mieres-, Avilés. Castrillón y la inminente nueva reunión con Oviedo. «Nos quitan las restricciones pero es el ayuntamiento quien tiene que contar con nosotros», señala Rodríguez.
Medio centenar de feriantes visibilizaron la protesta frente al consistorio gijonés tras una pancarta en la que se reclamaba «queremos trabajar» y con una megafonía que bien evocaba esas noches de feria de verano. Les acompañaron algunos concejales de la ciudad como Jesús Martínez Salvador (Foro) y Rubén Carcedo (Ciudadanos). «Dependemos de las licencias y que nos apoyen para paliar nuestro problema», explica Saúl Olivar, vicepresidente de Asinfeas.

De momento, y ante la falta de planes a corto plazo, algunos se han ido buscando la vida fuera de Asturias. Han aprovechado algunas oportunidades que han surgido en Granada o Sevilla. La cifra de pérdidas es amplia pero todos ellos denuncian que no han recibido ayudas y que el cese de actividad, en muchos casos, se ha terminado. Y ello, sin sumar los gastos, desde las viñetas que pueden sumar los mil euros, hasta los más de 11.000 si se cuenta los costes de mantenimiento.
Lo que preocupa son las medidas de protección pero, según cuenta Asinfeas, eso parece claro. «Tenemos un protocolo a nivel nacional, pero ahora son las autoridades las que tienen que demostrar que somos un sector seguro», añade Saúl Olivar. Este pasa, por ejemplo, por la garantía de geles hidroalcohólicos, el doble vallado y otras medidas en esa línea. ¿Para qué? Lo que es conocido por casi todo el mundo: churrería, hinchables, coches de choque o la tradicional atracción del saltamontes.
Antonio Fra, feriante local, espera que la Semana Negra cuente con ellos. «No es la única pero es una de las más importantes y la pieza clave en el verano gijonés», explica. «Somos los últimos de la fila», lamenta. En su caso, explica, ya tiene revisadas las atracciones y adaptadas a los protocolos de seguridad. «Estamos a cero euros desde hace 17 meses porque acabamos la temporada en octubre de 2019, estamos muy mal, muy disgustado y agonizando», añade Fra.
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