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Los feriantes de San Isidro de Talavera denuncian su «grave» situación

Los feriantes de San Isidro denuncian su «grave» situación

Los feriantes de San Isidro de Talavera denuncian su «grave» situación

Más de 150 puestos de atracciones, alimentación y hostelería han visto cancelados sus negocios en unas Ferias de Mayo que se iniciarían esta noche. Muchas familias están totalmente paradas.

 

En Talavera, serán alrededor de medio millar de personas las que se verán afectadas.

Las Ferias de San Isidro de Talavera, que deberían abrirse esta misma noche y que fueron canceladas  por la crisis sanitaria del coronavirus, dejarán un vacío importante en el desarrollo de la ciudad así como en la memoria de sus vecinos.  Sin embargo, esta suspensión afectará de forma especial al sector de los feriantes, que sufre con fuerza las continuas suspensiones de ferias, romerías y fiestas patronales  ante la aglomeración de personas que suponen. Su actividad ha quedado completamente paralizada justo cuando acababa de empezar la temporada.
Las ferias de Talavera, ya sean en mayo o septiembre, son las más importantes de Castilla-La Mancha tras la de Albacete, no solo por la cantidad de dinero y personas que mueven, sino por su cercanía «y el fuerte tirón que tienen en Madrid y Extremadura». Además, la de SanIsidro «es fundamental» porque son las grandes ferias que inician temporada, «el punto de partida y los primeros grandes ingresos del año».
Así lo explica a La Tribuna Manuel Martínez, presidente de la Asociación de Industriales Feriantes de Castilla-La Mancha, quien lamenta la complicada situación del colectivo. «Esto no es grave, es lo siguiente», afirma mientras recuerda que se encuentran totalmente parados desde que se decretó el Estado de Alarma, y consciente de que serán uno de los sectores que más tarde en retomar su actividad.
En las ferias talaveranas, son más de un centenar los puestos no solo de atracciones infantiles y de adultos, sino que también se agrupan en este colectivo los puestos de alimentación y otras carpas con otro tipo de venta. En las últimas ferias celebradas en septiembre, se sumaban a este centenar más de 40 bares o casetas de hostelería repartidos en las diferentes zonas que componen estos días La Alameda.
La pandemia del Covid-19 ha supuesto el cese de actividad en un sector del que viven unas 30.000 familias en toda España, el 98 por ciento de ellos autónomos y pequeñas empresas. En Talavera, serán alrededor de medio millar de personas las que se verán afectadas sin poder instalar sus atracciones ni puestos, la mayoría de ellas presentes en la ciudad en las dos ferias anuales y muchos vecinos de la zona.
Martínez indica que el de los feriantes en un mundo eminentemente familiar, ya que detrás de cada negocio vive una familia, muchas veces numerosa, a la que se unen el resto de profesionales esenciales para su desarrollo. Montaje y desmontaje, mantenimiento  o control de clientes en el caso de las atracciones, lo que se traduce en una media de entre seis y ocho personas, lo que se incrementa  en el caso de bares, puestos de comida o churrerías, intentando siempre cubrir todos los turnos.

Miedo y preocupación.

Las diferentes cancelaciones de eventos de singular importancia en el calendario ferial y la incertidumbre de cuándo se recuperará la «nueva normalidad» lleva a los feriantes a sufrir «miedo y preocupación por todas partes», explica el presidente de la Asociación de Industriales Feriantes de Castilla-La Mancha.
Por ello, piden a los ayuntamientos que «aguanten al máximo antes de cancelar ferias y fiestas» y ofrecen toda la colaboración del sector para poner en marcha las medidas solicitadas por las autoridades sanitarias. No obstante, son conscientes de que los consistorios «tienen que hacer las cosas con tiempo y con las garantías suficientes» y que en determinados eventos, con grandes actuaciones musicales  que deben cerrar con tiempo, la cosa se complica mucho más.
Martínez explica que, una vez que se puedan celebrar, ellos acondicionarán sus negocios ante la limitación de aforo y pondrán a disposición de los clientes geles hidroalcohólicos y la limpieza «a la entrada y la salida, como un supermercado», invirtiendo así parte de los casi nulos ingresos de la presente temporada y sabiendo que la «rentabilidad será mucho más baja».
«Nos prepararemos para un cambio profundo en el sector, hace falta mucha concienciación ciudadana, y tendremos que hacerlo de la mano de los ayuntamientos, ya que hasta ahora hemos ido cada uno por su lado», dice Martínez, quien se muestra «esperanzado en que las de San Mateo, en septiembre, sí pueden celebrarse».
ayudas municipales. A los ayuntamientos piden la reducción de tasas «a lo mínimo» en este y en los próximos años y a los feriantes que vivan en la población, que se puedan retrasar o condonar determinados impuestos, como el del vehículos, porque durante muchos meses no se van a poder mover.
A nivel nacional, reclaman al Gobierno ayudas para que el feriante pueda iniciar la actividad con algunos meses de carencia y que se respetan durante los próximos dos o tres años a los feriantes que hayan estado en las últimas ferias