La pirotecnia en México es artesanal

Sin negar el riesgo que la belleza de los fuegos artificiales implica, el documentalista pretende mostrar el resultado de acompañar las vidas de quienes elaboran distintas técnicas de pirotecnia, en especial la mexicana que, destacó, posee de un ingenio supremo. “Cada vez que se habla de pirotecnia en México se habla mucho de los accidentes, cuando va muchísimo más allá, claro que hay accidentes, pero esos mismos accidentes han ocurrido en España, en Italia, en Holanda, en países donde se maneja la pirotecnia porque se trabaja con productos que son peligrosos, se llaman accidentes porque hay una falta de atención, una falta de manipulación correcta o el problema de un producto que hace que sea más inflamable y que se genere lo que no debe suceder. Pero la pirotecnia mexicana va muchísimo más allá de los accidentes, los pirotécnicos de todo el mundo ven con mucha admiración el trabajo mexicano, porque es una pirotecnia artesanal”, explicó.
En la pirotecnia de otros lados del mundo como Japón “la parte tecnológica es muy importante para que las cosas funcionen, en cambio en México la pirotecnia funciona toda con mechas y con cables y está perfectamente hecha, y lo digo con mucho orgullo”, destacó el director.
Este 13 de septiembre estrenará su nueva película Poetas del cielo que enfoca desde una mirada curiosa, expectante y de gran admiración a los encargados de elaborar pirotecnia en el mundo con motivos rituales y de festejo. Según su argumento e investigación, Emilio demuestra que los pirotécnicos son antes que nada artistas de alto riesgo, por su labor de pintar el cielo con chispas de colores.

El origen de Poetas del Cielo

La pirotecnia lo marcó desde que era un niño, cuando asistía a fiestas patronales o se metía entre los llamados toritos repletos de cohetes que le causaban felicidad derivada de la adrenalina. Pero en particular estando en las fiestas de las Fallas de Valencia, España, mientras preparaba un documental, pensó en plasmar la fascinación de los espectáculos de fuego que tanto lo cautivan.
“La mascletà (uno de los espectáculos de las Fallas de Valencia) es diurna y consiste en sonidos y sensaciones de la explosión que resiente tu cuerpo. Durante 8 minutos cada pirotécnico a las 2 de la tarde hace esta composición que va de menos a más, hay gente que se desmaya de la impresión porque tiembla. Yo lo disfruté de una manera absoluta y ahí es donde yo dije: ‘quiero seguir viendo no uno de estos espectáculos, quiero ver 30 de éstos’, la mejor manera que encontré es haciendo una película con los pirotécnicos”, narró el cineasta en entrevista con El Economista desde su estudio que se ubica en la colonia Roma.
Emilio Maillé es una persona persistente y paciente, él lo expresó de forma simple pero cierta: “hay procesos que duran mucho tiempo”, en particular la idea de esta película le cruzó por la mente en la década de los años 90. “Al siguiente año que vi la mascletà hice un guión y luego pensé hacer la película en Francia, luego me mudé a México y pensé en hacerlo en colaboración con Francia, finalmente se ha hecho con el apoyo de Eficine, que son estos estímulos fantásticos que tenemos en México, que son los que han permitido que tengamos un cine diverso, una cinematografía rica y poderosa, que es cuando se permite que haya muchas visiones, eso es lo que hace a la industria y es la que estos estímulos han permitido”, finalizó.

Emilio Maillé

Su primer largometraje, Rosario Tijeras (2005), fue un gran éxito taquillero en Colombia. Ha dirigido varios documentales mayormente para las televisiones francesas y series de ficción para la televisión mexicana. Su documental Miradas múltiples, la máquina loca (2013) se estrenó en el Festival de Venecia y fue nominado a los Emmy International Awards y al Ariel como Mejor Documental.