Empezó puntual a medianoche de anteayer sábado, y pronto arrancó los primeros aplausos con las salvas de fuegos “voladores” y las “colas de caballo”, unas bonitas composiciones en color pastel que fueron otra de las novedades de la presente edición.

La segunda parte del Combate consistió en una larga traca de fuego cruzado entre el castillo y los tres barcos. Es una recreación de la batalla del Callao, ocurrida hace 153 años, y en la que la Armada española al mando del almirante Casto Méndez Núñez atacó la posición defensiva de la ciudad peruana del Callao. Los historiadores españoles y peruanos no se ponen de acuerdo sobre quien ganó esa contienda, pero en Vilagarcía el resultado quedó una vez más muy claro, y tras unos minutos de intenso bombardeo, el castillo fue apagándose paulatinamente, hasta quedar sumido en la oscuridad.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La empresa Pirotecnia Penide diseñó para el final del Combate una intensa y ruidosa traca de fuegos de artificio y el lanzamiento de 800 “voladoras”, que coronaron el cielo de Vilagarcía con una hermosa cúpula de colores. Fue, en conjunto, un espectáculo de 22 minutos de duración que recibió el aplauso del público.

Uno de los aspectos mejor valorados fue el aumento de las dimensiones del castillo (36 metros de ancho por 12 de alto), ya que eso facilitó ver el espectáculo desde más puntos de la playa, sobre todo para las familias con niños.
Se quemaron 690 kilos de pólvora y se lanzaron desde el muelle de O Ramal más de 7.000 disparos, programados previamente por ordenador. Casi finalizada la tirada, se produjo un pequeño incendio en la cubierta de uno de los barcos bateeiros que participaban en la misma, pero que fue rápidamente sofocado por los equipos de emergencias.
Muy buen ambiente
Finalizado el Combate, las calles de Vilagarcía se llenaron de gente, dispuestas a disfrutar de la última noche de las fiestas. Las atracciones de feria instaladas en la zona TIR funcionaron bien hasta después de la una de la mañana, si bien algunos empresarios ya se marcharon el domingo posterior a la Festa da Auga.
También estaba llena de gente A Mariña, donde la orquesta Galilea animó la verbena, así como la mayoría de los pubs y cafeterías del centro. Pese a la gran afluencia de visitantes al Combate, no se registraron problemas muy graves de congestión de tráfico, debido en gran medida a los aparcamientos disuasorios que se habilitaron en las diferentes entradas a la capital arousana.