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Hablan los Feriantes “ Si algo nos quita el sueño es que este todo seguro “

Jon Picazo comprueba la seguridad de la atracción./Luis ángel gómez

Jon Picazo comprueba la seguridad de la atracción.

Hablan los Feriantes “ Si algo nos quita el sueño es que esté todo seguro “

«La Seguridad es muy importante para el presente y futuro de nuestra profesión”



«Los bilbaínos siempre responden, pero las nubes no tanto», ironiza uno de los 72 feriantes que ya han abierto sus instalaciones en el parque Etxebarria.


 
 

El recinto ferial del parque Etxebarria ya está en marcha. Las tómbolas repletas de regalos y las atracciones girando en todas direcciones haciendo las delicias de grandes y pequeños. La apertura oficial del espacio, que este año apenas presenta novedades, tendrá que esperar, sin embargo, hasta el viernes, víspera del txupin. La feria cuenta esta vez con un total de 72 puestos, que incluyen tómbolas, barracas y comedores, además del tradicional circo. Técnicos municipales supervisan que todo esté correctamente.

Iván Ayala lleva más de 30 años participando en ella con una tómbola, que es una empresa familiar. «La vida del feriante es demasiado dura», afirma tajante. Trabajan sin descanso, según cuenta: «Aquí nunca se para». Tantos años viniendo le permiten ver las cosas con perspectiva: «Ahora, las licencias son más baratas que hace unos años; tienen un precio razonable». Aun así, explica que soporta muchos gastos y que «no es solo el género, ya que -como todo comerciante- también hay que hacer frente a las facturas y al mantenimiento de las instalaciones». Los bilbaínos «siempre responden», afirma, mientras señala las nubes. «Ellas no siempre lo hacen».
David Rodríguez es otro de los feriantes con muchísima trayectoria en la villa. Su familia es ya habitual en la Semana Grande de Bilbao. «Mi padre llevará viniendo 40 años, desde que las barracas se montaban en San Mames y espero que mi hijo Joel continúe con el linaje». Trabajan 6 personas, varios familiares y algunos empleados de confianza de toda la vida. No es fácil, según cuenta. «Todo lo contrario, muy complicado. Para ser feriante o naces con ello o nada».

Ivan Ayala dirige un bingo, que es una empresa familiar.
Ivan Ayala dirige un bingo, que es una empresa familiar. 

El ‘Libro Gordo de Petete’

La Aste Nagusia le gusta porque «tiene un horario establecido, no como en el sur», el terreno está «bien acondicionado» y «cuenta con una gente única». Su familia mantiene buena relación con los bilbaínos y presume de una clientela fiel: «Tenemos clientes fijos, que todos los años repiten».
Para evitar accidentes, los propietarios de las barracas están obligados a cuidar el detalle al milímetro. Florencio Hernández explica que en materia de seguridad les «exigen el ‘Libro Gordo de Petete’». Aún así, se pregunta: «¿Puede existir algún fallo? El riesgo cero no existe en ningún ámbito de la vida». No obstante, la feria «es terriblemente segura. Si algo nos quita el sueño es la seguridad», recalca a renglón seguido.
Flores Obretin es el encargado de ella en la atracción ‘Héroes’, que «se revisa con mil ojos todos los días». Dada su posición, lógicamente, lo último que quiere es que ocurra cualquier accidente. Por eso, antes de abrir, dedica dos horas a «apretar y reapretar tornillos». Nada puede fallar. Como las barracas están normalmente al aire libre y expuestas a las inclemencias del tiempo algunos materiales pueden desgastarse. Obretin se encarga de que la instalación esté en un estado óptimo. Por eso, según cuenta, todos los inviernos «se desmonta por completo y el material que está en peores condiciones se cambia para que no dé problemas».

Feriante por sorpresa

Aunque resulte curioso, no todos los feriantes lo son por tradición familiar. Jon Picazo, un joven de Barakaldo, cuenta que empezó por casualidad: «Conocía a un profesional, me dijo que necesitaban gente, me gustó y aquí estamos». A sus 27 años, acaba de volver de trabajar en las fiestas de Santander para ayudar a preparar otra atracción.

Lo hace «encantado por estar con los niños, que son mi debilidad desde que fui monitor infantil». Es la primera vez que trabajará en las fiestas de la Semana Grande de Bilbao. Eso le permitirá ganar «algo de dinero». «Me pagan por estar aquí; y luego los montajes aparte». Picazo se toma su trabajo muy en serio: «Soy el primero en saltar encima para comprobar que esté bien asegurado», dice mientras agita una valla que apenas se mueve. Trabajo bien hecho. La feria ya está lista para abrir al público.

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