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¿ Dónde duermen los feriantes y trabajadores del San Froilán durante los doce días de fiestas?

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LUGO.

 ¿Las ciudades y pueblos están preparados para dar un buen servicio a los feriantes y trabajadores que viene de fuera, a pesar del alto coste que cobran los ayuntamientos ?

El abanico de posibilidades de pernocta para estas personas es muy amplio y, en la mayoría de los casos, dependen de las economías individuales. Va desde la habitación que reserva, desde hace años, en un hotel de cuatro estrellas algún empresario que regenta varias atracciones de feria, hasta quienes utilizan el suelo del ferial como dormitorio, generalmente por necesidad, pero también para vigilar la mercancía. Entre uno y otros hay otras opciones. En medio están los hostales, los pisos en alquiler y las casas de los amigos.

«Esta es una vida muy dura y no hay el compañerismo de antes»

D. C.

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María Díaz tiene un puesto de almendras garrapiñadas en el ferial de San Froilán y una caravana en Garabolos. «Tenemos todas las comodidades: agua corriente, ducha, lavadora… pero esta es una vida muy dura y no hay el mismo compañerismo que antes». Esta mujer, con 53 años, empezó a ir de feria en feria con cinco años acompañando a sus padres. «Me ponían en una banqueta y hacía algodón de azúcar».
María Díaz está deseando poder jubilarse y regresar a su casa de Sada. Una vecina de la misma calle, Carmen Rodríguez, de 76 años, de Neda, está retirada pero acompaña a sus dos hijos. «La feria engancha. Somos cinco hermanos, todos trabajamos en ella y la única que sigue viviendo soy yo. Lo hago por salir de casa. «Hoy se vive bien -señaló en referencia a las caravanas- yo hago lo mismo que en casa, preparo la comida para mis hijos, lavo la ropa. En unos sitios nos tratan mejor que en otros».

Una ciudad sobre ruedas

La capital lucense cuenta por San Froilán con una ciudad sobre ruedas en la zona Garabolos, que es dónde instalan sus caravanas la mayoría de los empresarios de la feria y sus empleados. Se reparten por calles y los moradores de estas casas rodantes, algo más de medio centenar de familias, tratan de hacer vida normal al margen del trabajo que desarrollan en el centro y comparten algunos problemas comunitarios. Lugo es la última plaza para muchos de ellos, salvo para los que acuden a As San Lucas.

«Empezamos durmiendo en el suelo del puesto hace 30 años»

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ALBERTO LÓPEZ

Chicha y Teresa, hermanas de la diseñadora Elena Ferro, habituales de San Froilán, empezaron hace casi 30 años durmiendo en el puesto. Desde hace tiempo reservan de un año para otro en un hotel, próximo a Gastroarte, donde tienen caseta. Les mantienen el precio por ser clientas fijas, también de la otra fiesta, Arde Lucus. Reconocen que pueden ir a dormir tranquilas porque su puesto, al igual que los del resto de la calle, son más seguros y están protegidos. Cierran con persianas metálicas, en lugar de plásticos. Con todo y eso, aseguran que las noches de botellón están atentas porque en alguna ocasión les causaron daños a patadas.